¡Hola criticones! Después de otro parón de varios meses, vuelvo a interrumpir la historia que os estaba contando para escribir una entrada algo política.
Antes de nada quiero decir que yo no me declaro partidaria del PP, ni del PSOE ni de ningún partido en concreto. Más que nada porque como todavía no puedo votar, no estoy muy enterada de estas cosas, y me hago un lío con lo que se supone que debería hacer cada uno según su ideología y demás. Aunque empiezo a tener una cosa bastante clara y es que, da igual qué ideología, sistema político o partido te parezca el correcto, aquí el que manda es el dinero.
Como bien anuncia el título de este post (qué cool queda hablar con palabras de otros idiomas), voy a hablar de los recortes. También quiero decir que ni estoy a favor ni en contra de los recortes, un poco por el mismo tema que con la política en general, que aquí cada uno dice e interpreta lo que le da la gana, y yo no me acabo de aclarar. Pero sí que me gustaría dar un ejemplo muy cercano que me toca vivir. Y no, no es relacionado con la educación, aunque de eso también me gustaría decir algo al final.